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Alguien en el Super - PENSAMIENTO 8

El pensamiento rápido del día, el primero y el último, pues dentro de pocas horas empezaremos todos a beber y a disfrutar, y volveremos en sí el día 2 de enero del año que viene.
¿Os habéis parado a pensar que putadón es encontrarse con alguien conocido en un Hipermercado? Sí, el Carrefour, el Alcampo, Super Sol, alguna gran superficie de estas.
Es un marrón increíble, al principio te encuentras con él/ella, te paras a saludarle:
-¿Qué tal menganito?
-pues muy bien fulanito
-me alegro verte, ¿Qué haces por aquí?
-pues aquí a comprar algo, oye y tu mujer que tal
-pues bien, en casa, es que está con la gripe
-bueno, pues nada, a ver si nos vemos algún día –dice fulanito sin saber que se arrepentirá de esta frase minutos más tarde.
-venga hasta otro día –dice menganito, sin saber tampoco que se arrepentirá de esta frase también minutos más tarde.

Bien pues cada uno tira por su lado, y claro minutos más tarde en el pasillo de las conservas ¡TACHAN! Aparece menganito:
-venga hasta luego, hasta otro día –dice fulanito
-hasta luego amiguete –dice menganito
Han pasado algunos minutos, el carro está casi lleno o medio vacío, depende de otros factores que algún día analizaremos, vas a comprar unas cervezas y algún que otro refresco y ¡TACHAN! Vuelve a aparecer en nuestra vida menganito, caminando detrás de su carro con paso ceremonioso.
Aquí ya estás un poco confundido, ¿le saludo? ¿Le hago un gesto con la mano? ¿Me hago el loco y hago como si no le hubiera visto? Mientras que por nuestra cabeza rondan este tipo de preguntas, paralelamente, con el otro lado del cerebro (que sí que de verdad que podemos usarlo) estamos pensando una nueva frase que decirle: antes le he dicho “venga hasta luego, hasta otro día” ahora que le digo “venga que o no nos vemos nunca o nos vemos todos los días” vaya gilipollez, piensas para tus adentros, tampoco lo ves todos los días, en este caso es cada minuto, pero tampoco puedo decirle eso pues quedaría un poco ofensivo, en fin que al final de tanto pensar no has pensado nada y entonces cuando pasas por el lado de menganito le haces un gesto con la mano, le miras y le haces un gesto con la mano, no pasa nada, piensas, es una gran superficie, estamos los dos aquí y tenemos que cruzarnos, pero con el otro lado del cerebro estás pensando: “por favor porque no termina de hacer la compra, si lleva el carro lleno”
Y pasan los minutos, tu ya estás deseando irte porque sabes que en cualquier momento puede aparecer menganito y ya si que no sabría uno que hacer, esa psicosis va creciendo, y cada dos por tres giras con violencia la cabeza para ver si ves a menganito a tiempo y puedes esquivarlo de alguna manera, metiéndote en otro pasillo o yo que sé, el estado de tensión es muy grande ¡Porque no te apetece saludar más a menganito joder! No es tan complicado de entender.
-cariño quieres que cojamos estas croquetas o estas otras
-no sé, las que tú quieras –dice fulanito mientras observa nervioso los alrededores de los congelados.
-pero dime alguna marca, algunas que te gusten
-me da igual –la voz suena como si le estuvieran clavando alfileres en las uñas
No quieres contar a tu esposa que no quiere saludar a menganito y el cabreo que ya tienes es monumental, porque estás con la psicosis de no encontrarte con menganito y con la presión de tu mujer obligándote a decir que croquetas te gustan más.
Es imposible no puedes pensar mientras intentas escaparte de un saludo, que por otra parte es inevitable, pues al cabo de unos minutos menganito, su paso ceremonioso y su carro a rebosar, se cruza en el pasillo de la frutería.
Él, allí a lo lejos, en el comienzo del pasillo, yo al final, sé que me voy a cruzar con él, en ese momento me gustaría tener unas pistolas en las cartucheras y que él me desafiase para ser el más rápido y disparar, así sería la única situación de evitar el saludo. Pero eso no pasa, los dos caminamos y nos cruzamos. Ya ha llegado un punto que te sientes ridículo diciendo alguna frase graciosa o un hasta luego, entonces simplemente esbozas una gran sonrisa y haces un movimiento con la mano.
El tiempo en estas situaciones se detiene, como en la película de Matrix, lo que cinematográficamente se denomina “Tiempo bala”, no me preguntéis porque, he querido dármelas de entendido en cine, pero no tengo ni puta idea de porque a los movimientos lentos de la película de Matrix se le denomina “Tiempo bala”, como iba diciendo el tiempo se congela, no pasa, pero llega un momento que aunque al tiempo le pese, la compra ha finalizado.
En la cola de la caja pareces estar a salvo, ¡Pero no! Menganito está en la cola contigua a la tuya; aquí, ya es de locos, una autentica estupidez de la vida humana, ¡Pero quien coño ha puesto a menganito en este Súper! Eso lo piensas no lo dices porque menganito está muy cerca, en la fila de al lado, te demoras pero no te queda otra, de repente como por impulso haces una especie de gesto tímido, ya sin ningún tipo de sonrisa para saludar a menganito.
Solamente te libras de ese saludo cuando llegas a casa, porque no esperéis que se acabe cuando salgas del Súper, no, menganito irá donde tu vayas todo el puto día, a tomar una caña, a pasear al perro, a la bolera, a la tienda de deportes.
En fin que es un autentico coñazo encontrase con alguien conocido haciendo la compra, parece puesto ahí por el destino, al principio te da alegría encontrarte con él/ella, pero luego es como Bill Murray en el Día de la Marmota, una autentica pesadilla.

¡Feliz año nuevo 2009!

Sobre mi escritura de nuevo - Pensamiento 7

Soy escritor, nadie me va a discutir eso, aunque no haya publicado nada soy escritor, y punto.
Me intriga saber que piensan realmente mis seres queridos de mi actividad, ¿Entenderán porque paso más de cuatro horas diarias escribiendo?
Cada día me siento en el ordenador y empiezo a teclear, mi mujer me observa de vez en cuando, ella mira la tele o hace cosas por casa, y aguanta que la ignore durante el tiempo que dura mi estado de catarsis, porque así debe parecer que estoy, en una catarsis espacio-temporal, no hablo, no escucho, no hago ruido, bueno a decir verdad algo de ruido sí que hago, el repiqueteo de las teclas es constante. El día que mi mujer no oiga las teclas del ordenador sabrá que he muerto, pues el ruido de las teclas es como mi respiración, armónico, acompasado, a veces apasionado.
Ahora estoy escribiendo una novela, llevo 140 páginas, comencé a escribirla con mucha ilusión, pero a medida que voy llenando hojas con palabras y horas, voy perdiendo la fe, es raro, a medida que voy avanzando en la trama, más me deprimo, pues lo que al principio era un argumento estupendo, cada día pierde fuelle, y cada día pienso que estoy malgastando mi tiempo, sin embargo que otra cosa puedo hacer si no escribo.
Literariamente hablando soy mediocre, pero no me importa, escribo por el simple placer de escribir. ¡Claro que me gustaría publicar todo lo que escribo! Entiendo que eso sería un reconocimiento a las horas que paso practicando esta actividad, pero el sólo hecho de juntar palabras ya me crea una satisfacción que nada en este mundo me da.
Bueno que solo quería escribir algo que no fuera ficción, llevo tres horas escribiendo la vida de alguien que no conozco y me apetecía escribir sobre mí.

Un abrazo.

 
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