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Luz y oscuridad, un puto mal día precede uno bueno



Por fin ha salido el sol después de muchos días de sombra, de lluvia, el frío sigue, pero poco a poco también deberá ir remitiendo, no soy el puto hombre del tiempo, lo que quiero decir con esto del tiempo es que después de muchos días de sombra el sol sale, y mi alma en vez de ir en consonancia, pues resulta que se esconde.

Hoy tengo un mal día, pero supongo que es algo normal, debe haber malos días para que otros nos resulten estupendos.

La dualidad del bien y el mal, del optimismo y el pesimismo, de la luz y la sombra, todo, lo queramos o no está unido, por eso es necesario tener días malos como el de hoy.
No es por que sea lunes, pues ha llegado un momento en que da igual lunes, martes, que viernes, ya que siempre hago lo mismo.
Estoy perdiendo el tiempo, por la mañana trabajo, parte de la tarde también trabajo, cuando llego a casa y me pongo a escribir me suelo quedar dormido mientras pienso como plasmar tal o cual cosa, cuando despierto de la siesta (que suele ser larga) estoy atocinado, luego Silvia, luego la cena, luego recoger, luego preparar la ropa, y luego nada, y eso que no tengo hijos que me quiten más tiempo del que estoy perdiendo.
El blog me salva en ciertas ocasiones, pues cuando abro la novela que estoy escribiendo, y mis palabras no salen, me digo: "bueno, pues cuelgo una entradita en mi Blog contando mis patéticos pensamientos de escritor victimista y derrotado, y con eso calmo mi sed de escribir" el caso es que no calmo una mierda, pues pienso que estas jodidas letras solo las leo yo.
La foto de esta entrada refleja las vistas que tenía desde mi bungalow cuando estuve en Bora Bora, Polinesia Francesa, una vista preciosa ¿verdad?
Os contaré algo, desde la misma posición que tome esa foto, la cual ahora veo y me resulta difícil encontrar tanta belleza en mi día a día, tuve también la experiencia más escalofriante que he sentido nunca. A plena luz del día, el sol ilumina la laguna, y los colores se ven brillantes y llamativos, a lo lejos se puede ver el verde de la flora de los diferentes Motus, si afinamos la vista podemos ver como las olas del mar abierto rompen contra la barrera de coral que cubre la laguna, todo muy bonito, hasta hipnotizante. Por la noche, cuando volvimos de la cena, había discutido con Silvia por no recuerdo que tontería, abrí la corredera puerta de cristal que daba acceso a la laguna, en este caso negra, salí y la oscuridad me abrazó con violencia, y esto es real, con la única luz de una luna menguante la oscuridad me atrapó de tal manera que sentí un fuerte escalofrío, de pronto sentí una tremenda inseguridad, y tuve que armarme de valor para no meterme corriendo dentro del bungalow. "No pasa nada, me dije" y di unos pasos hasta llegar a la barandilla, sabía que debajo de mis pies había una negra laguna, levanté la mirada y el negro lo era todo, mirara dónde mirara no había luz a la que agarrarse, apenas podía verme a mi mismo. En esta oscuridad mi miedo fue creciendo por minuto, pero no quise abandonar todavía, y permanecí allí de pie. Estaba ganando el pulso a esa inmensa negrura que me recubría, y cuando estaba a punto de declararme vencedor y volver adentro con la satisfacción de haber vencido mi miedo, empecé a escuchar sonidos extraños, provenían de la laguna. "Seguro que son los peces que durante el día pasan por nuestros pies sin inmutarse", pensé. Pero no se veía nada, y esos ruidos podrían ser de cualquier cosa, aquella isla era lo más precioso que había visto nunca, por lo mismo pensé que quizá en un entorno así, cuando cae la noche, es posible que las criaturas mas abominables salieran a morar las negras aguas que pasaban por debajo de mis pies.
No aguante ni cinco minutos tomando el aire, la sensación de estar sobre el agua en esa inmensa negra oscuridad me desnudo de tal manera que todas mis inseguridades, todos mis miedos, me dieron tal patada en las pelotas que tuve que volver adentro.

La dualidad del bien y el mal, de la luz y la oscuridad, es directamente proporcional. Por eso estoy contento de que hoy tenga un mal día, un día de mierda, pues seguro que otro muy bueno vendrá en breve.

Al día siguiente, cuando me desperté, salí al porche de nuevo, la claridad del amanecer me despojó de todos mis miedos, el sol todavía no había salido, todo tenía cierto color gris, entonces sonreí pensando en la sensación que había tenido la noche anterior, y sin pensármelo me tiré al agua fresca de la laguna para sentirme vivo de nuevo.

1 comentario:

Blanca Miosi dijo...

Hola Sergio,

Interesante post, así como lo que planteas en él: el temor a la oscuridad, el que no te lea, el que se te vaya la musa y acudas a tu blog, pero que pienses que nadie entrará a leer lo que piensas, ¿total aquíén le importa? dirás. Bueno, un poco de eso tenemos todos los que escribimos. ¿A quién podría importarle la historia que fraguo en mi cabeza en estos días? no lo sé. Pero la satisfacción de escribir es tan grande que después me preocuparé de lo otro.
Me ha gustado mucho la foto, Bora Bora ha de ser una especie de paraíso, ¿no? Suerte que pudiste estar allí. Al menos tienes cómo compararlo con elinfierno. Digo yo, ja, ja,

Un abrazo, compañero, y arriba ese ánimo!

Blanca

 
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